El 18 de julio de 1991, el ex presidente del Partido socialista caía bajo las balas de un asesino. Los organizadores del crimen han sido condenados. Pero el móvil queda un misterio.
Un bello día de verano se anuncia esta mañana del 18 de julio de 1991. Son las 7h 25. A la entrada del barrio de Cointe, sobre las alturas de Lieja Bélgica, André Cools está a punto de tomar el volante de su Audi Quattro, aparcado en el aparcamiento de un edificio a apartamento de la avenida del Observatorio. Es allí, al n0 225, que el ministro de Estado pasó la noche, en casa de su compañera Marie-Hélène Joiret. Esta última ya es dentro del vehículo, el lado pasajero.
De repente, la joven mujer de edad de 31 años oye dos detonaciones. Sale gritando, da la vuelta al coche. Y ve a uno de ambos asesinos, armado de una pistola. Tercer disparo. Marie-Hélène Joiret cae, gravemente tocada pero viva. A algunos pasos de ahí yace el cuerpo acurrucado de André Cools. Alcanzado en la carótida y la nuca, el ex presidente del Partido socialista había muerto sin duda ya antes de derrumbarse. Su caída duró sólo un instante; el impacto fue terrible. Veinte años más tarde, las réplicas del seísmo que resultó todavía hacen estremecerse el país.
Llegando aquella mañana sobre los lugares del crimen, la jueza de instrucción Verónica Ancia sabe que el azar de los guardias acaba de confiarle un asunto extraordinario. Hasta si se había retirado recientemente de la vida política nacional, el " dueño de Flémalle " quedaba el patrón (dueño) temido y omnipresente del PS de Lieja.
Lo que la jueza ignora, es que se embarca en este instante en una investigación de ocho años que dará a luz escándalos político-financieros en serie. Que al término de una multitud de sorpresas y de rebotes, la investigación y sus ramificaciones iban a acabar en el suicidio de un ex ministro regional, en la dimisión o en la condena del presidente del Partido socialista, de dos ministros federales, del secretario general de Otan y del patrón(dueño) de una gran compañía de seguros pública.
Conforme al asesinato en él mismo, la verdad judicial se queda la que la Audiencia de Lieja devolvió en enero de 2004, al cabo de doce semanas de proceso que vio desenredar a 400 testigos. A saber: sus organizadores serían una banda de pies nickelés siciliano que gravitarían alrededor del gabinete del ministro valón Alain Van der Biest. Son a ellos quienes habrían armado a los asesinos tunecinos, reclutados en la Sicilia. El tirador y su cómplice, hasta ahí persuadidos a haber matado el dirigente de un tráfico de droga, han estado detenidos en Túnez en 1996 y condenados dos años más tarde en 25 años de prisión.
Después, los seis condenados belgas todos encontraron la libertad (uno de ellos, siempre en fuga, jamás expió su pena). Pero si la justicia pudo identificar los brazos armados del asesinato y sus organizadores, el móvil del crimen y su socio comanditario quedan siempre un misterio. Todo lo más como podemos elaborar una lista de las pistas más serias entre las investigadas en el curso de la investigación.
Los títulos robados
En junio de 1992, Carlo Todarello, un pequeño pícaro liejés, denuncia a la prensa a aquellos a los que considera los socios comanditarios del asesinato: su sobrino Richard Taxquet, ex gendarme y policía hecho secretario particular del ministro de los Poderes locales Alain Van der Biest, pero también el ministro mismo. También implica a un chófer del ministerio, Pino Di Mauro, así como socialista liejés Guy Mathot (blanqueado más tarde). Estas revelaciones sobrevienen poco después de la detención de Richard Taxquet en un asunto de títulos robados en Zaventem. Una circulación evaluada en varias decenas de millones de francos belgas sobre la cual investiga el juez de instrucción de Neufchâteau Jean-Marc Connerotte. ¡ Todarello forma parte de inculpados, totalmente como lo son o le serán Pino Di Mauro, Cosimo Solazzo, Mauro De Santis, Silvio De Benedictis sea, con Taxquet, seis de ocho acusados de futuro procesos Cools !
En la época, para el juez Connerotte, hace alguna duda que el asunto (negocio) de los títulos robados constituye la llave del asesinato. Pero en Lieja, dónde está colocación la célula (celda) de encuesta (investigación) Tranquilas, la jueza Ancia y el comisario Raymond Brose descuidan rápidamente esta pista, considerando que se trata de desviar (volver) su atención de los móviles verdaderos y politico-financieros del crimen. En junio de 1994, al término (plazo) de una " guerra de juzgar " ensañada, el Tribunal Supremo desposee al juez chestrolais del expediente de los títulos robados, en provecho de Verónica Ancia. Finalmente, el asunto (negocio) se desinflará en el momento del proceso de 1998, en el curso del cual la muerte de Tranquilos apenas ha sido evocada. Taxquet y Van der Biest será pagado (absuelto), los cinco otros condenados.
Los "asuntos"
En el curso de su investigación, la célula Cools va a averiguar varias pistas que acabarán en escándalos resonantes. La principal el asunto Agusta-Dassault, del nombre de una empresa de helicópteros italianos y del avionneur francés. Ellos ambos habían pagado soborno en el PS y en el SP con el fin de sacar contratos con la Defensa. Y André Cools amenazaba con revelar estos chanchullos de los que Lieja no sacaba provecho apenas.
Hubo también el asunto Smap, hecho desde Ethias. En 1994, el director de la compañía de seguros, León Lewalle, y su predecesor son inculpados por haber escondido millones en Suiza. ¿Entonces André Cools se había hecho presidente de Smap. Todavía amenazaba allí con revelar la combina?
Durante años, la jueza Ancia y la célula de investigación pusieron la prioridad sobre estos grandes expedientes, en detraimiento de otras pistas. Pero si ellos todos acabaron en procesos y en condenas, ningún lazo con la muerte de Cools pudo jamás estar establecido.
El testigo X
En junio de 1996, mientras que la investigación sobre el asesinato se enreda, un testigo sorpresa acepta entregarles informaciones a los investigadores a cambio de 8 millones de francos belgas (cerca de 200.000 euros) y de la garantía del anonimato. El ministro de la Justicia Stefaan de Clerck (CD*V) acepta el mercado. Las revelaciones del testigo anónimo permitirán De encontrar (recobrar) el arma del crimen y de parar a los asesinos tunecinos. En las grandes líneas, su versión reúne la que Carlo Todarello había abastecido de 1992. Cuatro años más tarde, la vuelta a la pista Van der Biest y consorts …
Van der Biest
Al principio de los años 1990, había algo podrido al ministerio valón de los Poderes locales, que Tranquilos había confiado a su potro Alain Van der Biest, burgomaestre de Grâce-Hollogne. El rumor quería que durante numerosas borracheras del ministro, su secretario Richard Taxquet y el chófer Pino Di Mauro se consagraban a corazón alegría. Con la brutalidad que podía ser la Suya, Cools había exigido que Van der Biest dejara de beber y reenviara su " jugador de mandolina " - sobrenombre dado en Taxquet.
De un lado, un ministro humillado de quien el padre en política amenazaba con destrozar la carrera. De la otra, la banda de pequeños pícaros que gozaban de la anarquía que reinaba en el seno del ministerio, como lo demostrará el proceso de 1997 sobre la gestión del gabinete. ¿El asesinato del ministro de Estado es el fruto de una alianza entre el rencor de la una y el temor de otros.
En el momento del proceso Cools, Taxquet no dejó de cargar a Van der Biest. Éste no podía más responder. Un año antes, en marzo de 2002, el ex ministro había dado fin a sus días, llevándose sus secretos en la tumba. En una carta de adiós a su mujer, denuncia su calvario y clama su inocencia, como siempre lo hizo en el curso de una investigación que le había valido de pasar varios meses a la prisión de Lantin.
Epílogo
Presentado como el principal organizador del asesinato, Richard Taxquet introdujo el mayo pasado un recurso en anulación contra su condena de 2004. Motivo: la Corte europea de los derechos humanos consideró que no había gozado de un proceso equitativo, no al haber motivado el jurado de Lieja su veredicto de culpabilidad. Si el Tribunal Supremo debía exigir la postura de un nuevo proceso, los abogados de Taxquet invocarán en seguida el adelantamiento del plazo razonable y pedirían la borradura de la condena. Y la verdad judicial misma, ya coja, sería amputada por la otra pierna.
¿ Qué fue de él?
Alain Van der Biest
Un bello día de verano se anuncia esta mañana del 18 de julio de 1991. Son las 7h 25. A la entrada del barrio de Cointe, sobre las alturas de Lieja Bélgica, André Cools está a punto de tomar el volante de su Audi Quattro, aparcado en el aparcamiento de un edificio a apartamento de la avenida del Observatorio. Es allí, al n0 225, que el ministro de Estado pasó la noche, en casa de su compañera Marie-Hélène Joiret. Esta última ya es dentro del vehículo, el lado pasajero.
De repente, la joven mujer de edad de 31 años oye dos detonaciones. Sale gritando, da la vuelta al coche. Y ve a uno de ambos asesinos, armado de una pistola. Tercer disparo. Marie-Hélène Joiret cae, gravemente tocada pero viva. A algunos pasos de ahí yace el cuerpo acurrucado de André Cools. Alcanzado en la carótida y la nuca, el ex presidente del Partido socialista había muerto sin duda ya antes de derrumbarse. Su caída duró sólo un instante; el impacto fue terrible. Veinte años más tarde, las réplicas del seísmo que resultó todavía hacen estremecerse el país.
Llegando aquella mañana sobre los lugares del crimen, la jueza de instrucción Verónica Ancia sabe que el azar de los guardias acaba de confiarle un asunto extraordinario. Hasta si se había retirado recientemente de la vida política nacional, el " dueño de Flémalle " quedaba el patrón (dueño) temido y omnipresente del PS de Lieja.
Lo que la jueza ignora, es que se embarca en este instante en una investigación de ocho años que dará a luz escándalos político-financieros en serie. Que al término de una multitud de sorpresas y de rebotes, la investigación y sus ramificaciones iban a acabar en el suicidio de un ex ministro regional, en la dimisión o en la condena del presidente del Partido socialista, de dos ministros federales, del secretario general de Otan y del patrón(dueño) de una gran compañía de seguros pública.
Conforme al asesinato en él mismo, la verdad judicial se queda la que la Audiencia de Lieja devolvió en enero de 2004, al cabo de doce semanas de proceso que vio desenredar a 400 testigos. A saber: sus organizadores serían una banda de pies nickelés siciliano que gravitarían alrededor del gabinete del ministro valón Alain Van der Biest. Son a ellos quienes habrían armado a los asesinos tunecinos, reclutados en la Sicilia. El tirador y su cómplice, hasta ahí persuadidos a haber matado el dirigente de un tráfico de droga, han estado detenidos en Túnez en 1996 y condenados dos años más tarde en 25 años de prisión.
Después, los seis condenados belgas todos encontraron la libertad (uno de ellos, siempre en fuga, jamás expió su pena). Pero si la justicia pudo identificar los brazos armados del asesinato y sus organizadores, el móvil del crimen y su socio comanditario quedan siempre un misterio. Todo lo más como podemos elaborar una lista de las pistas más serias entre las investigadas en el curso de la investigación.
Los títulos robados
En junio de 1992, Carlo Todarello, un pequeño pícaro liejés, denuncia a la prensa a aquellos a los que considera los socios comanditarios del asesinato: su sobrino Richard Taxquet, ex gendarme y policía hecho secretario particular del ministro de los Poderes locales Alain Van der Biest, pero también el ministro mismo. También implica a un chófer del ministerio, Pino Di Mauro, así como socialista liejés Guy Mathot (blanqueado más tarde). Estas revelaciones sobrevienen poco después de la detención de Richard Taxquet en un asunto de títulos robados en Zaventem. Una circulación evaluada en varias decenas de millones de francos belgas sobre la cual investiga el juez de instrucción de Neufchâteau Jean-Marc Connerotte. ¡ Todarello forma parte de inculpados, totalmente como lo son o le serán Pino Di Mauro, Cosimo Solazzo, Mauro De Santis, Silvio De Benedictis sea, con Taxquet, seis de ocho acusados de futuro procesos Cools !
En la época, para el juez Connerotte, hace alguna duda que el asunto (negocio) de los títulos robados constituye la llave del asesinato. Pero en Lieja, dónde está colocación la célula (celda) de encuesta (investigación) Tranquilas, la jueza Ancia y el comisario Raymond Brose descuidan rápidamente esta pista, considerando que se trata de desviar (volver) su atención de los móviles verdaderos y politico-financieros del crimen. En junio de 1994, al término (plazo) de una " guerra de juzgar " ensañada, el Tribunal Supremo desposee al juez chestrolais del expediente de los títulos robados, en provecho de Verónica Ancia. Finalmente, el asunto (negocio) se desinflará en el momento del proceso de 1998, en el curso del cual la muerte de Tranquilos apenas ha sido evocada. Taxquet y Van der Biest será pagado (absuelto), los cinco otros condenados.
Los "asuntos"
En el curso de su investigación, la célula Cools va a averiguar varias pistas que acabarán en escándalos resonantes. La principal el asunto Agusta-Dassault, del nombre de una empresa de helicópteros italianos y del avionneur francés. Ellos ambos habían pagado soborno en el PS y en el SP con el fin de sacar contratos con la Defensa. Y André Cools amenazaba con revelar estos chanchullos de los que Lieja no sacaba provecho apenas.
Hubo también el asunto Smap, hecho desde Ethias. En 1994, el director de la compañía de seguros, León Lewalle, y su predecesor son inculpados por haber escondido millones en Suiza. ¿Entonces André Cools se había hecho presidente de Smap. Todavía amenazaba allí con revelar la combina?
Durante años, la jueza Ancia y la célula de investigación pusieron la prioridad sobre estos grandes expedientes, en detraimiento de otras pistas. Pero si ellos todos acabaron en procesos y en condenas, ningún lazo con la muerte de Cools pudo jamás estar establecido.
El testigo X
En junio de 1996, mientras que la investigación sobre el asesinato se enreda, un testigo sorpresa acepta entregarles informaciones a los investigadores a cambio de 8 millones de francos belgas (cerca de 200.000 euros) y de la garantía del anonimato. El ministro de la Justicia Stefaan de Clerck (CD*V) acepta el mercado. Las revelaciones del testigo anónimo permitirán De encontrar (recobrar) el arma del crimen y de parar a los asesinos tunecinos. En las grandes líneas, su versión reúne la que Carlo Todarello había abastecido de 1992. Cuatro años más tarde, la vuelta a la pista Van der Biest y consorts …
Van der Biest
Al principio de los años 1990, había algo podrido al ministerio valón de los Poderes locales, que Tranquilos había confiado a su potro Alain Van der Biest, burgomaestre de Grâce-Hollogne. El rumor quería que durante numerosas borracheras del ministro, su secretario Richard Taxquet y el chófer Pino Di Mauro se consagraban a corazón alegría. Con la brutalidad que podía ser la Suya, Cools había exigido que Van der Biest dejara de beber y reenviara su " jugador de mandolina " - sobrenombre dado en Taxquet.
De un lado, un ministro humillado de quien el padre en política amenazaba con destrozar la carrera. De la otra, la banda de pequeños pícaros que gozaban de la anarquía que reinaba en el seno del ministerio, como lo demostrará el proceso de 1997 sobre la gestión del gabinete. ¿El asesinato del ministro de Estado es el fruto de una alianza entre el rencor de la una y el temor de otros.
En el momento del proceso Cools, Taxquet no dejó de cargar a Van der Biest. Éste no podía más responder. Un año antes, en marzo de 2002, el ex ministro había dado fin a sus días, llevándose sus secretos en la tumba. En una carta de adiós a su mujer, denuncia su calvario y clama su inocencia, como siempre lo hizo en el curso de una investigación que le había valido de pasar varios meses a la prisión de Lantin.
Epílogo
Presentado como el principal organizador del asesinato, Richard Taxquet introdujo el mayo pasado un recurso en anulación contra su condena de 2004. Motivo: la Corte europea de los derechos humanos consideró que no había gozado de un proceso equitativo, no al haber motivado el jurado de Lieja su veredicto de culpabilidad. Si el Tribunal Supremo debía exigir la postura de un nuevo proceso, los abogados de Taxquet invocarán en seguida el adelantamiento del plazo razonable y pedirían la borradura de la condena. Y la verdad judicial misma, ya coja, sería amputada por la otra pierna.
¿ Qué fue de él?
Alain Van der Biest
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